sábado, 30 de julio de 2016

Efectos psicológicos de emigrar


Investigando sobre la migración y sus consecuencias psicológicas me encontré con teorías y conceptos que pueden servirte de ayuda para comprender mejor las fases por las que estás o vas a pasar.

Del primer punto del que quiero conversar es sobre el duelo, conocido como el proceso de pérdida de una persona, objeto, evento o lugar significativo.

El duelo por migración tiene las características de ser parcial, no se ha perdido del todo la familia, lugar, cultura, amigos, no hay una pérdida definitiva. Pauline Boss (2002) le llama pérdida ambigua.  Es también recurrente porque cada vez que hay comunicación o se vuelve de visita se reinicia el sentir del duelo. Es múltiple porque se pierden muchas cosas a la vez. Es ambivalente porque se vive entre dos lugares, entre lo definitivo y lo transitorio.

Algunos autores clasifican en fases o etapas cada uno de los procesos que puedes ir viviendo durante la migración. J. Bowlby (1983) planteó cuatro fases:

1. Negación: no aceptas la realidad del cambio o la niegas.

2. Resistencia: donde presentas añoranza, inquietud física y pensamientos acerca de lo que has dejado, protesta y queja ante el esfuerzo que supone la adaptación, las dificultades y retos a los que debe enfrentarte como emigrante.

3. Aceptación: te ves integrando a  tu nuevo entorno.

4. Restitución: por último tienes una reconciliación afectiva regresando así a tu estabilidad.

Por último, nos encontramos con el síndrome de Ulises, un cuadro reactivo de estrés ante situaciones límite que no pueden ser elaboradas. No es el duelo migratorio clásico, sino una variante extrema que afecta a los inmigrantes que están situaciones extremas. Se diferencia de los trastornos depresivos porque la tristeza es un duelo extremo, un pesar intenso, más en la línea de la desolación, el emigrante mantiene sus deseos de luchar, no pierde sus intereses, mantienen la autoestima, el emigrante esta caído, pero no vencido. 

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