Investigando sobre la migración
y sus consecuencias psicológicas me encontré con teorías y conceptos que pueden
servirte de ayuda para comprender mejor las fases por las que estás o vas a
pasar.
Del primer punto del que
quiero conversar es sobre el duelo, conocido como el proceso de pérdida de una
persona, objeto, evento o lugar significativo.
El duelo por migración tiene
las características de ser parcial, no se ha perdido del todo la familia,
lugar, cultura, amigos, no hay una pérdida definitiva. Pauline Boss (2002) le
llama pérdida ambigua. Es también
recurrente porque cada vez que hay comunicación o se vuelve de visita se
reinicia el sentir del duelo. Es múltiple porque se pierden muchas cosas a la
vez. Es ambivalente porque se vive entre dos lugares, entre lo definitivo y lo
transitorio.
Algunos autores clasifican
en fases o etapas cada uno de los procesos que puedes ir viviendo durante la
migración. J. Bowlby (1983) planteó cuatro fases:
1. Negación: no aceptas la
realidad del cambio o la niegas.
2. Resistencia: donde
presentas añoranza, inquietud física y pensamientos acerca de lo que has
dejado, protesta y queja ante el esfuerzo que supone la adaptación, las
dificultades y retos a los que debe enfrentarte como emigrante.
3. Aceptación: te ves
integrando a tu nuevo entorno.
4. Restitución: por último
tienes una reconciliación afectiva regresando así a tu estabilidad.
Por último, nos encontramos
con el síndrome de Ulises, un cuadro reactivo de estrés ante situaciones límite
que no pueden ser elaboradas. No es el duelo migratorio clásico, sino una
variante extrema que afecta a los inmigrantes que están situaciones extremas. Se
diferencia de los trastornos depresivos porque la tristeza es un duelo extremo,
un pesar intenso, más en la línea de la desolación, el emigrante mantiene sus
deseos de luchar, no pierde sus intereses, mantienen la autoestima, el emigrante
esta caído, pero no vencido.
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